Una de las ventajas del Metropolitano, desde mi punto de vista, es el orden. Considero el orden público de vital importancia para el desarrollo de una ciudad, particularmente en el Perú en donde la gente sólo respeta la luz roja cuando hay un policía de tránsito al frente, es decir gente que se comporta bien por obligación, no por principio. Hay orden sólo cuando alguien más lo ordenó. Eso debemos cambiar si como peruanos queremos acelerar el cambio y verlo hecho realidad lo más pronto posible, no sólo por amor a nuestra patria sino también a nuestras familias, a nuestra gente, a nosotros mismos.
Regresando al tema del Metropolitano, no estoy diciendo que el servicio sea perfecto porque no lo es, pero siento que además de llevarnos rápido a casa, nos está acostumbrando a un mejor ambiente. Esperemos que podamos aprender eso y llevarlo a todos los lugares para aprender y enseñar a vivir en un mejor lugar, ordenado y limpio, donde la gente misma sea la encargada de que se cumplan las normas por principio, no por que nos lo impongan.
Yo sé que no a todos nos lleva el Metropolitano pero súbanse, conozcan la Estación Central, sepan lo que está pasando, vean, analicen, critiquen y colaboren a que mejoremos como ciudadanos para que crezcamos como país.
Es navidad y en las calles hay mucha gente comprando regalos, comida y luces de navidad. Gente con grandes bolsas que apenas pueden cargar, calles atoradas de carros y buses que estresan a cada persona en la ciudad.
Somos un país rico en cultura y tradiciones, eso está claro. Pero somos también un montón de marcianos alienados que absorvemos muy rápido otras “costumbres” extranjeras. Halloween es una muestra de ello. No sé si se deba a algún complejo de inferioridad o a la buena publicidad que le hace Estados Unidos a dicha “fiesta”, lo que sí sé es que la tomamos y ahora se celebra más que el Día de la Canción Criolla, fiesta que SÍ ES NUESTRA.
Halloween, en primer lugar, tiene un trasfondo oscuro pues se creó en base a las tradiciones de los sacerdotes druidas (hechiceros) que iban de puerta en puerta pidiendo comida (ahora dulces) a la gente del pueblo amenazándolos con maldiciones y demonios (ahora truco) que dejaban sobre las familias que no les daban nada para que sean atormentadas. De ahí nace el famoso “dulce o truco” que los niños dicen al tocar una puerta por la noche, disfrazados de algún bicho raro. Pero no es más que una consecuencia de la ignorancia, porque nadie nos dijo de dónde salió en Halloween nunca, al menos no tan abiertamente. Hay mucha información al respecto, sólo busca “La verdad de Halloween”, “Historia de Halloween” en Google y vas a llevarte una sorpresa.
Niños celebrando lo nuestro, cultivando una identidad nacional.
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